Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 20 abril 2024.

El teletrabajo y las nuevas herramientas para la igualdad: el reto de la negociación colectiva en 2021

    La igualdad es un  objetivo destacado y prioritario de CCOO en sus estrategias de acción sindical y negociación colectiva. 

    28/01/2021. Alberto Margalló Pascual, secretario de Negociación Colectiva
    Juntas somos más fuertes

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    En los últimos tiempos se había intensificado la exigencia de la igualdad y avanzado en el propio diagnóstico de los sesgos que mantienen nuestros marcos laborales y conseguido  ciertas correcciones salariales de dichos sesgos con medidas tales como salario mínimo interprofesional (SMI) y los objetivos de salario mínimo convenio -que pretendían avanzar contra la discriminación salarial, la más evidente y grave en el nivel más bajo de la precariedad-. 

    Ya hemos hablado en otras ocasiones de: la necesaria inclusión y transversalidad del principio de igualdad en la negociación colectiva, la necesaria coordinación entre la negociación colectiva de planes de igualdad y la negociación colectiva de convenios y marcos laborales. Lo que incluye la corresponsabilidad sindical para que mujeres y hombres participen en la consecución de la igualdad laboral, social, familiar y personal; corresponsabilidad que hay que construir también desde el centro de trabajo y debe trasvasar a la cotidianidad de la vida personal, familiar y personal.

    La crisis sanitaria convertida también en crisis social y económica ha venido a ralentizar esta progresión, algunos incluso quisieron aprovechar para dinamitar el avance de la igualdad y su reivindicación con la criminalización del 8M. Volvemos a descubrir nuevos escenarios, antes desconocidos, contagiados de desigualdad donde el hombre ha podido teletrabajar y la mujer ha debido todotrabajar. 

    Tras la práctica congelación de la negociación colectiva general y la específica en igualdad, debemos recuperar el tiempo perdido y afrontar la negociación venidera que se concentrará en 2021, para actualizarnos y avanzar. Tenemos un nuevo escenario y nuevas herramientas. La manida frase “el teletrabajo ha venido para quedarse”, que no deja de ser cierta, admite ciertas matizaciones: no es teletrabajo lo que hemos padecido, no es todo ventajas si no está regulado y viene con la discriminación encapsulada que no debemos permitir. Si distraemos la mirada perderemos: Si el trabajo no es igualitario, el teletrabajo tampoco lo será, desgraciadamente con el añadido de que resituar presencial y laboralmente de nuevo a la mujer en la casa conlleva socialmente en la actualidad la asunción de más obligaciones del hogar en exclusividad. El único antídoto es una buena regulación.

    El teletrabajo, aun teniendo ventajas potenciales bien regulado, debemos advertir y focalizar minuciosamente en los riesgos -que no son menores- y es lo que debe orientar nuestra negociación en su regulación, aprovechando las ventajas y neutralizando los riesgos.

    El teletrabajo puede significar para las mujeres una vuelta al hogar con lo que esto supone de su aislamiento del mundo laboral y de la sociedad o la vuelta al trabajo precario al no prever medidas de igualdad o el definitivo aislamiento de quien sufre violencia de género. El teletrabajo distinguirá también entre precariedad y calidad, y si lo construimos ahora, no podemos volver a feminizar la precariedad, ni precarizar el teletrabajo femenino, ni en condiciones, ni en funciones, ni en tiempo, ni en salario.

    Algunos de los elementos mínimos e irrenunciables para que esto no suceda son: el carácter voluntario, reversibilidad, derecho a la desconexión digital, evaluación del puesto de trabajo, medios materiales a cargo de la empresa, ciberseguridad y protección de datos, vida privada, formación, carrera profesional, igualdad, condiciones laborales, derechos, entre ellos los derechos digitales, nuestra preferencia como modalidad complementaria a la prioridad presencial y desempeño mixto.

    La perspectiva de género debe estar presente en todas las actividades que nuestra organización realiza para conseguir visibilizar las desigualdades y poder erradicarlas. No debemos olvidar que también existe una brecha de género en la recopilación de los datos y que proporciona como resultado una visión casi exclusivamente masculina, es por tanto primordial rectificar en estas cuestiones para poder encauzar el rumbo en la negociación colectiva y como no, en la regulación del teletrabajo.

    Es indispensable incluir en los acuerdos la necesaria participación de las mujeres en todas las negociaciones formuladas desde una responsabilidad compartida sin olvidar incluir el lenguaje no sexista.

    Hemos participado en la definición de la normativa que tiene que sostener la construcción del marco igualitario en el mundo del trabajo. Desde la aprobación de la Ley de igualdad efectiva de mujeres y hombres se ha ido profundizando en leyes y desarrollos reglamentarios, que con los dos últimos reales decretos, reglamento de planes de igualdad y del reglamento de igualdad retributiva entre mujeres y hombres, configuran más herramientas. También en la definición del real decreto que sustenta el teletrabajo donde se han incorporado recursos y derechos para permitir y dar pie a una negociación garantista en condiciones de igualdad. Pero como en toda negociación, el resultado dependerá del empeño y la correlación de fuerzas para exigir lo que queremos y que nos pertenece en derecho.

    Si se hace, si se regula el teletrabajo, si abrimos ese nuevo escenario hagámoslo bien. No es fácil. No deja de ser una extensión del centro de trabajo y en el centro de trabajo aún no hemos corregido las desigualdades. Pero debemos aprovechar que los nuevos escenarios obedezcan a la igualdad y debemos conquistarla en los centros de trabajo. 

    Las herramientas para conquistarla son la corresponsabilidad, registro de jornada y desconexión, derecho a la intimidad, registro salarial e igualdad retributiva, regulación del teletrabajo, planes de igualdad y su obligatoriedad en menores tamaños de empresas y su registro, convenios colectivos, organización sindical y la movilización laboral y social. 

    Las mujeres y hombres de CCOO debemos situarnos a la ofensiva en la negociación y por la igualdad. Sindicalmente, estamos afrontando de nuevo el reto de una sociedad en transformación: social por la pandemia y ante una digitalización que transformará el modelo laboral conocido. Ante un previsible deterioro del empleo en cantidad y calidad, más que nunca, debemos poner todos los esfuerzos en combatirlo y ganar esta batalla.