Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 29 marzo 2024.

Estaciones de esquí: las nuevas minas del calentamiento global

    Este invierno tan anómalo, en cuanto a temperaturas se refiere, ha llevado al límite el empleo en las diferentes estaciones de esquí que viven única y exclusivamente del mercado y de la tan esperada nieve que, finalmente, ha llegado a mediados de enero.

    18/01/2023. Isidra Baides Boutureira: secretaria de Medioambiente, Igualdad y Movimientos Sociales de FSC-CCOO
    Un cañón de nieve. Foto de pixabay.com

    Un cañón de nieve. Foto de pixabay.com

    El hecho de que miles de personas tengan que vivir mirando al cielo esperando que llegue a tiempo la nieve para que comience la temporada de esquí —y con ello la llamada de sus empleadores— nos habla de un problema de planificación y gestión del empleo vinculado a la estacionalidad y a los recursos naturales que tan amenazados están por el cambio climático y lo estarán aún más en las próximas décadas.

    Por ello, la supervivencia de un sector de actividad tan vulnerable al cambio climático no puede dejarse exclusivamente en manos de la iniciativa privada.

    Así lo atestigua un informe del Observatorio sobre el Cambio Climático en los Pirineos, que muestra cómo en su parte central, a 1.800 metros de altitud, se podría perder el 50 % de su manto de nieve para el 2050. En zonas más bajas, la situación podría ser aún más dramática, con una reducción del 78 % por debajo de 1.500 metros durante el último cuarto de siglo. Y es que en los Pirineos, la temperatura media ya ha aumentado en 1,2 oC en 50 años, un 30 % más que en el resto de sistemas montañosos europeos

    Hay provincias como Huesca que viven básicamente de la práctica del esquí y confían al sector privado el potencial de empleo directo e indirecto que se genera en sus pistas. ¿Hasta cuándo? ¿Qué pasa cuando la nieve no llega? Entonces llegan las suspensiones de empleo, los ERTE y la falta de llamamientos para el personal temporal.

    Durante los últimos años se ha tratado de compensar la falta de nieve con la inversión en cañones de nieve artificial cuyo coste ambiental no podemos pasar por alto y tampoco su gasto energético y en recursos hídricos en momentos críticos.

    Hay fuentes que cifran el consumo de un cañón en más de ocho litros por minuto y cerca de 10.000 kWh, lo que supone una emisión de cerca de las 5 toneladas de CO2 a la atmósfera. Este hecho nos lleva también a reflexionar sobre la necesidad de mayor transparencia en el impacto que el uso de cañones supone sobre los recursos energéticos e hídricos de la zona en función del sistema de abastecimiento que utilicen para su funcionamiento: balsas, centrales hidroeléctricas o redes de agua potable.

    La otra cara de la moneda y la apuesta de CCOO son las estaciones de titularidad o gestión pública que garanticen un empleo estable fuera de los vaivenes de las condiciones climatológicas para favorecer una desestacionalización de la actividad, bien a través de una segunda actividad por el mantenimiento de las infraestructuras o bien facilitando planes alternativos vinculados a actividades de senderismo, turismo escolar y similares.

    La naturaleza no tiene el orden ni el tiempo al que nos hemos acostumbrado a vivir. Por ello es necesario que exista un proceso de participación y diálogo social con las distintas Administraciones que permita ordenar el trabajo en el sector de la nieve en nuestro país y garantizar un futuro para los territorios más afectados. Es necesario tener en cuenta criterios de sostenibilidad y gestión de los recursos hídricos en unas zonas altamente sensibles y que en muchas ocasiones se encuentran ubicadas en parques naturales de alto valor en biodiversidad.

    Así lo recomienda el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030, aprobado por el Gobierno cuando establece que: «la adaptación al cambio climático del sector turístico pasa por reconocer los riesgos planteados, proteger los recursos naturales y culturales que contribuyen al atractivo turístico y avanzar hacia modelos turísticos más sostenibles y resilientes frente al cambio del clima».

    Se ha visto este año en la gestión de los incendios forestales y la estrechez de miras de algunos gobiernos autonómicos que, pese a la sequía que amenaza nuestra masa forestal, limitaban al máximo las temporadas de contratación de efectivos de prevención y extinción de incendios por ahorrarse cuatro perras y se han visto desbordados por los primeros incendios que no entienden de temporadas de contratación.

    Sí, los incendios se apagan en invierno y las estaciones de esquí necesitan de planificación pública y diálogo social para su mejor mantenimiento y gestión durante los períodos fuera de temporada para superar la precariedad laboral y la ansiedad por una contratación que no llega sino llegan las nieves.

    Ante el cambio climático y sus efectos adversos sobre el empleo hay que dar respuestas políticas y sociales justas mediante el diálogo social.