Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 28 marzo 2024.

CCOO denuncia que la igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo la asignatura pendiente en Instituciones Penitenciarias

    El machismo en Instituciones Penitenciaras es algo atávico que está íntimamente unido a intereses particulares y profesionales. Hay prácticas discriminatorias contra la mujer en prisiones que están normalizadas.

    04/08/2022.
    Prisiones españolas

    Prisiones españolas

    La reciente visita del secretario general de Instituciones Penitenciaras a Canarias, donde ha firmado un convenio para desarrollar en prisión la Estrategia Canaria de Transición Igualitaria, ha puesto el foco mediático en los problemas de igualdad en Instituciones Penitenciarias que viene denunciando CCOO desde hace tiempo.

    Esta actuación no puede desvincularse de la defensa que ha hecho una funcionaria de Tenerife de sus derechos que, con sus denuncias sobre discriminación y acoso laboral reconocidas por la propia Secretaría General -que ha dictado una resolución con medidas para corregir las conductas denunciadas por ella-, demuestran que hay un problema con la igualdad en prisiones.

    Pero no deberíamos de exigir heroicidad a las mujeres en prisiones para defender su derecho a la igualdad. El caso de la prisión de Tenerife no es un caso aislado, responde a unos parámetros de gestión de la política de personal, que se manifiesta de muchas formas.

    El machismo en Instituciones Penitenciaras es algo atávico, que no es solo un reflejo ideológico, sino que está íntimamente unido a intereses particulares y profesionales. Hay prácticas discriminatorias contra la mujer en prisiones que están normalizadas, como en la asignación de los servicios, o cuando en las prácticas se destina a las mujeres preferentemente a oficinas.

    La posición de las personas encargadas de la gestión penitenciaria, sin romper con lo políticamente correcto, se instala en la equidistancia, que, en el caso de lo injusto, equivale a ponerse en contra de las víctimas. En la práctica, la igualdad no se alcanza por su propia gestión, ya que no desarrollan cuestiones básicas a las que se tiene derecho, como:

    • Aplicar el Plan de Igualdad de la Administración General del Estado, del que se no se ha hecho una adaptación en Instituciones Penitenciarias, como sí están haciendo, por ejemplo, los ministerios y otros organismos públicos, pese a nuestras reiteradas peticiones para llevar a cabo esta adaptación.
    • O cuando se promueven entre los equipos directivos de los centros encuestas sesgadas, evaluación de la acción de Gobierno, como puede ser el caso de la valoración de la unificación de escalas.
    • O la verbalización, en los ámbitos de la negociación colectiva, de que están “entrando muchas mujeres”, lo que trata instalar el discurso de que hay un problema por la incorporación laboral de la mujer a las prisiones, del que tratan de hacer partícipes a terceros.
    • No existe problema femenino, existe incapacidad de gestión de los recursos humanos, de la formación y medios necesarios, así como de políticas preventivas.

    A la mujer, en prisiones, se le cuestiona su capacidad para el desempeño profesional, y se hace de dos formas, desde la más radical y burda del invisible hostigamiento “social” para obligarlas a renunciar a sus legítimas aspiraciones, a otras más sibilinas y peligrosas, como es el machismo paternalista de tipo sobreprotector, que trata de “liberarlas” de los “riesgos” que ocasionan unas relaciones laborales contaminadas y en conflicto, señalándolas como responsables de injustas y desiguales cargas de trabajo y riesgo.

    CCOO afirma con rotundidad que la incorporación laboral de la mujer a las prisiones es, además de un derecho fundamental, una sensible mejora para el trabajo penitenciario.

    Los problemas de prisiones no se producen por la incorporación de la mujer, se producen porque siguen sin cubrir miles de plazas vacantes, y no hay la plantilla mínima necesaria para entrar en un módulo y porque no da una preparación especializada a todo el personal, sin distinción de sexos, para enfrentar la exigente complejidad laboral que requiere una prisión.

    También es un problema estructural el incumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales: la administración ha normalizado la violencia en el trabajo contra el personal, y eso afecta a mujeres y a hombres.

    La mujer no es responsable de los problemas de prisiones, es tratada como excusa para justificar la falta de respuesta a los mismos por parte de la Administración.

    La mujer es la víctima de la falta de igualad en Instituciones Penitenciarias, como demuestra que solamente el 5% de los puestos de Jefaturas de Servicios están ocupados por mujeres.

    No hay demasiadas mujeres en prisiones, los hechos son más fuertes que la propaganda. El 28,59% de los puestos del Cuerpo de Ayudantes de IIPP (con contacto directo con reclusos) están ocupados por mujeres. En cuerpos directivos o sanitarios hay una mayor presencia: el 65,55% en el Cuerpo Superior de Técnico o el 68,44% en enfermería.

    La presencia de la mujer en Instituciones Penitenciarias, globalmente, se sitúa en el 31,04% muy lejos del mínimo legal del 40%. Hacen falta muchas más mujeres en prisiones para ayudar a modernizar una Institución que se resiste especialmente a los cambios.

    Frente al cuestionamiento de la presencia de la mujer en cualquier puesto de prisiones, desde CCOO afirmamos, con rotundidad y sin ningún género de dudas, que la mujer puede desempeñar cualquier puesto de trabajo, en las cárceles y en cualquier otro lugar.

    Quienes cuestionan este principio, no solo cuestionan la ley y la normativa supranacional, sino la propia condiciona humana, queriendo expulsar de su derecho al trabajo al 51% de la población.

    Aunque resulte desalentador tener que defender cuestiones que, socialmente, puedan interpretarse como superadas, la realidad, que involuciona rápidamente, confirma que ningún derecho es para siempre, y menos donde aún no han llegado, como la igualdad a las prisiones. Es necesario defender la legalidad y los derechos de las mujeres en los centros penitenciarios, son derechos fundamentales que van mucho más allá de reivindicaciones laborales, tan justas y necesarias como las que tiene el personal penitenciario.

    Desde CCOO demandamos un compromiso público, activo y sin ambages al secretario general de Instituciones Penitenciarias y al ministro del Interior, para que públicamente afirmen que las mujeres están capacitadas para desempeñar cualquier puesto de trabajo en los centros penitenciarios y que tomarán iniciativas para que se cumpla la legalidad vigente y se garantice el derecho a la igualdad a las mujeres penitenciarias, en todas las áreas, funciones y puestos de responsabilidad.