Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 19 marzo 2024.

De cómo los trabajadores y trabajadoras se han convertido en grapadoras

    En estos tiempos, vivida una pandemia mundial, un volcán en erupción, el comienzo de una guerra, la incesante subida de precios, todo ello en un contexto de crisis económica plenamente asentada, duele hasta la náusea el trato deshumanizado que reciben las personas en su puesto de trabajo, convertidas en una mera relación coste-beneficio, protocolizadas sin empatía, miradas como cuasi delincuentes por un perverso entendimiento del proceso para conseguir la ansiada productividad. 

    13/05/2022. Alicia en el país de las zancadillas
    Una grapadora

    Una grapadora

    Y aunque se comienza a hablar más en los medios de la pérdida de salud mental de buena parte de la población, nuevamente nos convertimos en cifras. Le ponemos etiquetas: “x” porcentaje de depresiones, “y” porcentaje de personas quemadas, “z” de suicidios. La receta se adereza con las alusiones al aumento de consumo de ciertos medicamentos y de las adicciones. Algunos casos concretos de personas famosas salen a la luz, se arma un revuelo controlado y posteriormente caen en el olvido. Si eso ocurre con las personas que tienen cierta popularidad, que será con las comunes mortales; aquellas que acuden a su día a día en el puesto de trabajo con una sensación de incomprensión, de deshumanización. Donde antes eras una persona, ahora eres un recurso que rebaja a la persona trabajadora al mismo nivel que una grapadora. Mientras funcionas te usan, si te averías te tiran; ya no merece la pena ni el arreglo.

    Y todavía hay quien se pregunta por qué la sociedad está mentalmente enferma. No es problema de unos pocos sino tal vez del mundo que se vuelve progresivamente ingrato, irritable, intolerante e inflexible. En redes sociales se practica la lapidación virtual, destruyendo a aquellas personas que tienen una opinión diferente, mintiendo si hace falta e inventando si es necesario, y el hastío generalizado deja poco margen para la investigación sobre la verdad. Lo bonito de opinar diferente es que sirve para que el mundo avance. Imaginar un mundo donde todas las personas opinasen lo mismo sería aburrido, gris y potencialmente letal para la supervivencia de la humanidad. El avance siempre ha ocurrido gracias a la fuerza de personas que en un momento opinaron diferente y dieron luz a nuevas ideas. La tolerancia, la empatía y el respeto deberían ser la tónica general para construir un mundo mejor. Ante el aumento incesante de las patologías mentales, la maquinaria se mueve para aumentar el número de psicólogos y psiquiatras, y si bien no es una mala medida, no debe dejar de lado la intervención sobre el origen del problema. ¿Por qué ocurre? ¿Qué hay que cambiar para que esto no ocurra?

    En el entorno laboral hay insatisfacción, tristeza y hastío. Las normas que deberían proteger a las personas en su puesto de trabajo se incumplen por la vía de la necesidad, haciendo que aumente la renuncia a la defensa de los derechos con cierta impunidad, pues el miedo a la pérdida del empleo se ha convertido en la mejor arma de muchas empresas que tratan de conseguir que la persona trabajadora venda su alma al diablo con tal de conservar el salario, que no la salud. Y aunque la ley dice una cosa, la práctica impone otra: no se nos permite enfermar y se disfraza de productividad cuando en realidad es explotación.

    Mientras, a los sindicatos se les pone a parir porque interesa difundir ese discurso: minar el poder de la colectividad sobre lo individual, practicando la demagogia. El sindicalismo está acostumbrado a negociar, al toma y daca, a ceder y a presionar. Reivindicar de forma activa, y yendo a un nivel superior en cuanto a esfuerzo, pues esta sociedad se está acostumbrando a apoyar iniciativas simplemente pulsando un botón en el móvil y no hay que olvidar que los sindicatos van mucho más allá.

    Los riesgos psicosociales en el puesto de trabajo deben ser evaluados. Si la organización del trabajo es fuente de daño a las personas, debe modificarse y establecer medidas preventivas contando con la participación de todos los agentes involucrados en el proceso. No es ciencia ficción, es ley, pero en su gran mayoría no se aplica o se realiza de forma torticera. Una persona feliz en su puesto de trabajo es más productiva. Algo se está haciendo mal cuando la sociedad está triste y enferma de forma generalizada.

    El rumbo hacia el que nos dirigimos ¿es de verdad la respuesta o es el problema?