Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 20 abril 2024.

Atendiendo la igualdad, porque la desigualdad existe

    La desigualdad que sufrimos las mujeres resulta de una realidad efectiva en todo el mundo, no existe ningún país libre de la discriminación total hacia las mujeres.

    05/10/2020.
    Que la "nueva normalidad" no sea la vieja normalidad machista

    Que la "nueva normalidad" no sea la vieja normalidad machista

    “En cuanto una mujer se aparta del camino normal que ha sido trazado para ella, se convierte en una especie de monstruo”, Madame Genlis


    La desigualdad que sufrimos las mujeres resulta de una realidad efectiva en todo el mundo. Si bien es cierto que no en la misma medida en todos los países, pues ha dependido de sus diferentes historias y gobiernos, no existe ningún país libre de la discriminación total hacia las mujeres
    Centrándonos en nuestro país, además de las diferentes crisis que vuelven a relegar a las mujeres al hogar, es preciso, y hoy en día obligatorio, recordar que los años de la dictadura franquista y sus prohibiciones hacia las mujeres han supuesto un retraso mayor en la consecución de la igualdad de las mujeres, también en el ámbito laboral.

    Cuando empezamos a avanzar vuelve la crisis con los recortes, resurgen gobiernos conservadores que no creen en la igualdad y apelan a que toda desgracia proviene de romper las costumbres machistas. Pero lo cierto es que conseguir la igualdad tiene coste, también económico. El trabajo de las mujeres en las casas, en los cuidados, en el ámbito familiar es caro, por ello evita un gran coste económico a los gobiernos.

    Los diferentes gobiernos, unos porque no quieren ese progreso para las mujeres pues su ideario no lo permite, otros porque no quieren acometer este gran gasto en sus presupuestos, hacen que las mujeres sigan siendo las más afectadas en la crisis y ahora también con el coronavirus.

    Las tareas domésticas no aportan un sueldo, no son remuneradas, no se incluyen en las estadísticas económicas y aunque se le da un cierto reconocimiento no tiene valor económico. Pero comprobemos cuál es el coste si las tareas domésticas estuvieran incluidas en el cálculo del Producto Interior Bruto, que varios estudios sitúan en más del 40% del PIB.

    El Observatorio Social de La Caixa a través la investigadora Marta Domínguez Folgueras, valora el trabajo doméstico en más de 426.372 millones de euros. Euskadi, en la edición de la Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico realizada por Eustat en 2016, indica que en el País Vasco el trabajo doméstico no remunerado correspondería al 32,4% del PIB, 21.342 millones. El Instituto Galego de Estadística (IGE) en su Cuenta Satélite de la Producción Doméstica lo cifra en 28.649 millones de euros, lo que significa el 50,6% del PIB gallego. Y Naciones Unidas indica que la producción casera sobrepasa el 40 por ciento del total mundial.

    Por todo ello debemos entender la importancia del valor doméstico y la importancia de no querer eliminarlo por los diferentes gobiernos a través de las políticas de igualdad, tan imprescindibles y necesarias en estos días y la responsabilidad de CCOO en el compromiso para que estas se lleven a cabo.

    Las diferentes crisis han dispuesto que las mujeres den un paso atrás y no por voluntad propia ni por convencimiento, más bien porque así lo han establecido los gobiernos de cada momento, unos por creencias y otros por motivos.

    Hace unos días se celebró en La Toja un foro que presumía de contar con las mentes más brillantes del país, pero en el que era clamorosa la casi total ausencia de mujeres. De esta lamentable circunstancia se quejó públicamente, durante su intervención, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el español Josep Borrell, que dijo que es algo que hay que rectificar, que en Europa esto es inadmisible y que desde la UE se presta mucha atención a las políticas de igualdad. Nosotras decimos que se debería haber ido un paso más allá.

    Quizá él, más allá de la queja, no debería haber participado en el foro a modo de protesta, como tal vez tampoco deberían haberlo hecho los miembros del Gobierno y de las instituciones que nos representan.

    Basta ya de rectificar y dejarlo para la próxima ocasión. Hay que tomar medidas ahora, hacer que se cumpla la ley y disponer mediadas para evitar la continuada desigualdad.

    En igualdad, #NiUnPasoAtrás