Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 26 abril 2024.

La crisis ha aumentado aún más la brecha entre los géneros

    La participación laboral de las mujeres en España sigue siendo menor a la masculina, pero a pesar de ello la tasa de paro cada vez es mayor. Lejos de reducirse las diferencias entre mujeres y hombres, el periodo de crisis ha aumentado aún más la brecha entre los géneros.

    23/02/2017.
    La crisis ha aumentado aún más la brecha entre los géneros

    La crisis ha aumentado aún más la brecha entre los géneros

    En diciembre de 2016 el pleno el Consejo Económico y Social (CES) aprobaba el Informe sobre la participación laboral de las mujeres en España. Este estudio da continuidad al trabajo de análisis sobre la situación laboral de las mujeres que se ha realizado a lo largo de los años. Siguiendo esa trayectoria, la primera parte del informe ofrece información sobre la participación sociolaboral de las mujeres y recuerda que no sólo debe tenderse a la consecución de la igualdad por motivos políticos, sociales y culturales, sino también por razones económicas.

    Los estudios reflejan una mayor eficacia económica allí donde hay más igualdad. La Comisión Europea (2016) señala que las pérdidas de PIB per cápita atribuibles a las brechas de género en el mercado de trabajo —que se plasman en esa menor participación laboral de las mujeres, en cada momento y a lo largo de su ciclo vital— se estiman en hasta un 10 por 100. Además hay que tener en cuenta el trabajo doméstico y de cuidados no retribuido realizado por las mujeres, que aunque no se contabiliza en las estadísticas oficiales, contribuye de manera substancial en la economía.

    Un segundo bloque aporta las tendencias sociodemográficas y la evolución de las mujeres en el mercado de trabajo. La tasa de empleo femenina sigue siendo inferior a la masculina, aunque la tasa de actividad femenina en España ha seguido aumentando con la crisis pero a un ritmo menor en todos los grupos de edad, salvo en las más jóvenes.

    Más que con la edad y la formación, variables con las cuales la tasa de empleo mantiene una relación directa, el problema aparece con la maternidad. Dentro de la misma edad, las menores tasas de actividad corresponden a las mujeres en hogares compuestos por una pareja e hijos, y esas tasas eran claramente más bajas cuando el hijo/a más pequeño tenía menos de tres años de edad, que cuando tenía de tres a seis y de seis a quince.

    Por otra parte, la tasa de paro femenino resulta casi sistemáticamente más elevada que la masculina. Lo cual indica que las mujeres en el mercado de trabajo se ven afectadas por el paro con mayor frecuencia que los hombres. Incluso tras la crisis, que ha tendido a igualar esta circunstancia, las mujeres tienen en casi todos los grupos de edad, tasas de paro más elevadas. Pero no sólo tienen más paro y una menor cobertura de desempleo (el 47,2%, frente al 58% de los hombres), sino que además están más afectadas por el fenómeno del “desánimo”. En España este fenómeno afecta al 8,7 por 100 del total de inactivas frente a 7,4 por 100 en ambos sexos. La conclusión del CES en este sentido es que el periodo de crisis ha aumentado aún más la brecha entre los géneros.

    Además, persiste la temporalidad y el mayor tiempo parcial como forma de contratación entre las mujeres. En 2015, un 25,2 por 100 de las mujeres trabajaba a tiempo parcial, mientras sólo a tiempo parcial trabajo un 7,9 por 100 de los hombres. Y estos tienen trayectorias laborales más cortas. Las mujeres que viven en pareja con hijos pequeños muestran una diferencia sustancial con los hombres en esa misma situación. Las tasas de empleo son más bajas, con una distancia por sexo mucho más amplia que en las parejas sin hijos; cuando hay menores de tres años el número medio de horas de las mujeres se sitúa por debajo de 20 semanales frente a las casi 35 de los varones, estando en este momento la mayor distancia por sexo de todas las situaciones consideradas.

    La corresponsabilidad colectiva de los cuidados no ha llegado

    La primera área prioritaria del Compromiso Estratégico para la Igualdad de Género 2016-2019 de la Unión Europea es incrementar la participación laboral de las mujeres y para ello los servicios de educación y atención a la primera infancia (EAPI) constituyen uno de los pilares de las políticas de conciliación de la vida familiar y laboral. Sin embargo, España se mantiene a distancia de los países de la UE-15. La garantía de plaza de EAPI sostenida con fondos públicos no comienza hasta que los niños y niñas tienen tres años de edad o pocos meses antes, existiendo una brecha entre el final de la licencia para el cuidado y el inicio del derecho legal de al menos un año y medio.

    Los cuidados de larga duración constituyen otra de las principales dimensiones de las políticas de conciliación de la vida familiar y laboral, y parece necesario seguir avanzando en este terreno ya que mientras en algunos países se responde a la demanda de cuidados mayoritariamente mediante transferencias monetarias, en España predomina la atención domiciliaria. En 2013, nuestro país ocupaba uno de los últimos lugares de la antigua UE-15 en cuanto a gasto público (medido como porcentaje del PIB) para atender a los cuidados de larga duración y a mucha distancia de los países que realizan un mayor esfuerzo en este terreno.

    Otro de los instrumentos fundamentales dentro de las políticas de conciliación de la vida laboral y familiar es el de los permisos parentales. En muchos países se observa una tendencia a la extensión de la duración y el aumento de la remuneración de los permisos, a la ampliación de los colectivos de personal asalariado cubiertos, al establecimiento de permisos conjuntos para ambos progenitores/as, e incluso al establecimiento de permisos de paternidad intransferibles, normalmente cortos. Sin embargo, se constata que siguen siendo las mujeres las que hacen un uso mayoritario de los permisos, lo que no hace sino reforzar la división tradicional de los roles de hombres y mujeres.

    En este sentido, existe un amplio consenso entre los expertos en considerar que los hombres hacen más uso de estos permisos cuando existe una parte (o permiso específico) intransferible a la madre, cuanto mayor es el nivel de prestación ligada al permiso (tasa de reemplazo del salario), y cuanto mayor es la flexibilidad para tomarlo a tiempo parcial o fraccionarlo en distintos periodos. Ello sugiere seguir la recomendación del Parlamento Europeo, contemplar permisos individuales e intransferibles, adecuadamente retribuidos y cuya duración no sea excesiva, para evitar los efectos negativos sobre la situación en el mercado de trabajo, la trayectoria laboral y la cualificación de los progenitores, lo que aconseja también acompañarlos con políticas activas de empleo que preserven su empleabilidad.