Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 25 abril 2024.

Si la biodiversidad sufre, la humanidad también

    El domingo 22 de mayo se ha celebrado el Día Mundial de la Biodiversidad, proclamado así por la ONU dada la importancia de la educación y la conciencia públicas sobre la amenaza que supone su pérdida. 

    22/05/2022. Isidra Baides Boutureira, Secretaría de Medioambiente, Igualdad y Movimientos Sociales de la Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO
    22 de mayo, Día Mundial de la Biodiversidad

    22 de mayo, Día Mundial de la Biodiversidad

    En Madrid nos hemos reunido varias organizaciones ecologistas, asociaciones vecinales partícipes de huertos urbanos y voluntariado para reivindicar la dignidad de las plantas #DignidadPlantas y la biodiversidad urbana en la “renovada” plaza de España o “plaza sartén”, donde encontramos ejemplos de lo que no se debería hacer si se quiere cumplir con el propio Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad de la ciudad de Madrid, aprobado en 2018 y guardado en un cajón.

    Se entiende por biodiversidad la amplia variedad de plantas, animales y microorganismos existentes, pero también incluye las diferencias genéticas dentro de cada especie -por ejemplo, entre las variedades de cultivos y las razas de ganado-, así como la variedad de ecosistemas (lagos, bosques, desiertos, campos agrarios...) que albergan múltiples interacciones entre sus miembros (humanos, plantas, animales) y su entorno (agua, aire, suelo...). La biodiversidad supone no poner los huevos en una sola cesta.

    Los recursos biológicos son los pilares que sustentan las civilizaciones. Los peces proporcionan el 20% de las proteínas animales a unos 3.000 millones de personas. Más del 80% de la dieta humana está basada en plantas y, aproximadamente, el 80% de las personas que viven en las zonas rurales de países en desarrollo dependen de medicamentos tradicionales obtenidos de la vegetación de su entorno.

    Los bosques, amenazados por la deforestación, así como otros ecosistemas, son de vital importancia para sustentar la vida en la Tierra y juegan un papel importante en la lucha contra el cambio climático.

    La salud de nuestro planeta también juega un papel importante en la aparición de enfermedades transmisibles entre animales y humanos. A medida que continuamos invadiendo ecosistemas frágiles, nos ponemos en contacto cada vez mayor con la fauna silvestre, lo que permite que los patógenos de la vida silvestre se extiendan al ganado y a los humanos. Hemos tenido ocasión de ver los efectos negativos de la alteración humana de espacios naturales que ocasionó la pandemia de la covid-19.

    Si bien cada vez somos más conscientes de que la diversidad biológica es un bien mundial de gran valor para las generaciones presentes y futuras, el número de especies y ecosistemas disminuyen a un ritmo acelerado debido a la actividad humana.

    Estamos en un momento crítico en el que no sobra ninguna mano ni ningún espacio que no pueda ser recuperado para la vida vegetal.

    ¿Qué queremos promover para mejorar la biodiversidad en Madrid y el resto de ciudades y pueblos de nuestro país? Estos son los puntos del manifiesto que defendemos como protectores de la tierra y la biodiversidad urbana:

    • Reconocimiento legal y dignidad para todas las plantas. Son seres vivos, no cosas inanimadas.
    • Que los monocultivos se restauren con bosques autóctonos y ecosistemas sanos.
    • Prohibir el uso de herbicidas que envenenan el suelo y nuestros alimentos
    • Acabar con las patentes de semillas. La biodiversidad no puede ser mercantilizada.
    • Respeto a las plantas espontáneas o adventicias. No son malas hierbas ni basura que haga falta eliminar para que el espacio público esté limpio. Cumplen funciones ecológicas de suma importancia y debemos aprender a convivir con ellas.
    • Por nuestra salud mental y física, tenemos derecho a tener plantas cerca, en la vía pública y espacios comunes para disfrutarlas. Plantas que mejoran la vida de todas y no césped artificial o alcorques muertos.
    • Que la gestión de las zonas verdes y el arbolado urbano sea un servicio público de calidad y no un negocio privatizado que priorice el beneficio económico sobre el bien social y natural.
    • Cambiar el paradigma de la jardinería transitando hacia una gestión social del verde urbano que se base en criterios ecológicos y no meramente estéticos. Este cambio es una herramienta fundamental frente a la crisis ecológica y climática.

    EXIJAMOS UNOS SERVICIOS PÚBLICOS DE CALIDAD Y COMPROMETIDOS CON LA BIODIVERSIDAD, EL AHORRO Y LA EFICIENCIA ENERGÉTICA. 

    Y recuerda, tal vez tú puedas pagar toda el agua del mundo, pero en este mundo no sobra ni una gota de agua.

    ¡¡UBUNTU!! una expresión de solidaridad que nos recuerda que somos un todo y solo ganas si tu entorno también crece.