Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 28 marzo 2024.

En igualdad... ¡ni un paso atrás! Lanzamos una campaña para que esta crisis no suponga un retroceso en la lucha de las mujeres

    Queremos reivindicar que la crisis sanitaria y social provocada por el Covid-19 no sirva de coartada para frenar el avance en la igualdad de derechos entre mujeres y hombres.

    22/05/2020.
    ¡Ni un paso atrás en igualdad!

    ¡Ni un paso atrás en igualdad!

    La conclusión del análisis de lo sucedido en la crisis anterior fue muy clara: “el retroceso provocado por las políticas de ‘austeridad’ adoptadas a partir de 2008 en respuesta a la crisis económica ha mostrado una falta de priorización de las políticas de igualdad cuando estas entran en conflicto con otras prioridades económicas” (Lombardo y León, 2015).

    Que el principio de igualdad se olvidara y que por encima estuvieran muchos otros ignorando las pequeñas conquistas que con un gran esfuerzo habían conseguido las mujeres no era nuevo. Una vez más la historia se repetía y volvía a nuestras cabezas la advertencia que casi un siglo antes nos hiciera Simone de Beauvoir: “Bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”.

    Seguimos su consejo y estamos vigilantes para impedir que una vez más esta crisis vuelva a hacer retroceder la difícil y frágil posición que las mujeres hemos logrado. Esta pandemia que nos ha confinado a todas las personas en casa está suponiendo “conciliar” el empleo mediante teletrabajo con el trabajo doméstico y de cuidados. ¿Y quién se ocupa mayoritariamente de ese trabajo de cuidados que se ha visto aumentado con tareas de enseñanza, animación y distracciones variadas, reparación y apaños de conectividades, cocina creativa y educativa, psicológicas de apoyo y ánimo familiar, entre otras? Pues mayoritariamente las mujeres, que vuelven a sentir la presión de tener que atender a todo y a todos a la vez que realizan su trabajo retribuido. La angustia y el agotamiento del confinamiento está siendo mucho mayor para ellas. Pero esto también afecta al resultado. Curiosamente, esta semana un estudio mostraba cómo las revistas científicas habían recibido muy pocos artículos de mujeres durante el confinamiento mientras habían aumentado los artículos de investigación de hombres, por ejemplo.

    Pero si es una tortura tener que teletrabajar en estas condiciones, este encierro es aún mucho más cruel para aquellas mujeres que sufren violencia de género. Encerradas con sus agresores, deben protegerse y proteger a los y las menores en una situación donde cada cual vive de puertas para dentro. Cierto es que esta circunstancia posibilitaba el salir a denunciar, pero ante la incertidumbre del momento, la reducción de juzgados abiertos y el temor al contagio... ¿quién se anima a dar un paso tan difícil y que anteriormente no se hubiera dado? Por ello, FSC-CCOO lleva semanas dirigiéndose tanto al vecindario, a los niños y niñas, a los y las trabajadoras para que estén atentos y puedan socorrer, ayudar y denunciar si ven o escuchan algún síntoma de violencia.

    A esto se suma el proceso de desescalada. Hay que volver a los puestos de trabajo y hacerlo, obviamente, con garantías de protección de posibles riesgos para la salud, pero uno de los riesgos que no se tiene en cuenta es la tensión que está creando el hecho de tener que volver al trabajo cuando se tienen niños y niñas en casa, personas mayores o dependientes. Con las escuelas infantiles, los colegios, los centros de día y de mayores cerrados, hay que plantearse qué hacemos con las y los menores cuando se impone el aislamiento y la distancia social.

    El colchón familiar de los abuelos no existe porque las personas mayores se tienen que cuidar al ser población de riesgo y entonces ¿quién llama al sindicato para que le ayude a resolver un problema que no tiene solución mientras la ubicuidad no exista? Lo han acertado: nuevamente son las mujeres las que se encuentran con esta tensión. ¿Y qué se les ofrece? Una de las soluciones legalmente propuesta es la reducción de jornada. Una propuesta que se da a toda la clase trabajadora, pero a la que, como hemos comprobado durante décadas, se acogen las mujeres, con lo que ello supone de pérdida económica, relacional y de promoción profesional.

    Los cimientos de la división sexual del trabajo no se tocan y crisis tras crisis vemos cómo a las mujeres nos quieren volver a meter en casa.
    Pues esta vez decimos alto y claro que no vamos a dar un paso atrás en nuestros derechos y que, en lugar de ser la muleta de este sistema que pone la vida a trabajar, queremos poner la vida en el centro, de modo que el cuidado sea valorado, pero compartido. Es hora de que los hombres den el paso de entrar en las casas como las mujeres le dimos hace tiempo de salir al empleo. Pero también toca pensar en este modelo productivo laboral que ha ocupado demasiado tiempo la centralidad del sistema. La pandemia ha mostrado las costuras del sistema. En lugar de coserlas, debemos abrirlas del todo y pensar en la sostenibilidad del planeta y de la vida y hacerlo con criterios de igualdad y de equidad social y de género. Y en eso las feministas vamos a ayudar, porque esta vez tampoco estamos dispuestas a dar un paso atrás.