Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 28 marzo 2024.

El drama oculto de los accidentes laborales mortales en el trabajo

    En el año 2016 hubo 607 accidentes de trabajo mortales. Esta cifra, que por sí sola debería ser motivo de análisis y formar parte de la agenda política de nuestros gobernantes, permanece invisible para la sociedad y fuera del ámbito de discusión política.

    10/07/2017.
    Morir trabajando

    Morir trabajando

    Este pasado viernes 7 de julio pudimos asistir a una bochornosa ocultación de un accidente laboral mortal, transmitido en directo en el festival Mad Cool en Madrid.

    Como si los accidentes laborales fueran una anécdota o fueran un hecho inevitable, el capitalismo del ocio intentó durante unas horas tapar el accidente mortal del acróbata Pedro Aunión mientras realizaba su trabajo.

    La muerte de un trabajador se convertía así en un incidente fruto de la casualidad y el ocio debía continuar. Sin duda este fatídico ejemplo ponía a las claras como nuestro sistema socioeconómico ha borrado el accidente de trabajo de su agenda e invisibiliza la seguridad y la salud laboral en el trabajo.

    Una vez que el hecho adquirió repercusión mediática, pudimos asistir a declaraciones de trabajadores y trabajadoras que ponían en entredicho las condiciones de trabajo en este tipo de eventos y que manifestaban condiciones leoninas y supuestos abusos laborales por parte de las empresas que gestionan estos macrofestivales.

    El ocio y el espectáculo se han convertido en espacios de negocio y como tales se rigen por las reglas de nuestro modelo de producción que apuesta por el beneficio a corto plazo como elemento central. La insensibilidad ante el accidente de un trabajador no es más que el reflejo de un sistema que confiere a la ganancia el mayor valor y que deja a las trabajadoras y trabajadores como simples fuerzas productivas, donde la salud laboral es un elemento accesorio.

    Las muertes en el trabajo no son hechos fortuitos. Se producen en la mayoría de los casos por la escasa implantación de la seguridad y salud en los centros de trabajo. El artículo 40.2 de la Constitución Española encomienda a los poderes públicos, como uno de los principios rectores de la política social y económica, velar por la seguridad e higiene en el trabajo. Sin embargo el elevado número de accidentes laborales —en el año 2016 se produjeron 555.722 accidentes de trabajo con baja, un 5,0% más que los ocurridos en 2015— son un reflejo de la deficiente política de riesgos laborales en nuestro país.

    Este mandato constitucional conlleva la necesidad de desarrollar una política de protección de la salud de las y los trabajadores mediante la prevención de los riesgos derivados de su trabajo. Sin embargo la crisis ha introducido factores nuevos sobre los que los poderes públicos no están actuando: la precarización y sus efectos sobre la organización del trabajo, y el miedo a la pérdida del trabajo que influye en los factores individuales, son dos de las nuevas categorías que están muy presentes en los accidentes de trabajo.

    La salud no forma parte de las condiciones de trabajo con la que el empresario pueda o no disponer a su antojo. La salud y seguridad en el trabajo son derechos irrenunciables.

    La visibilización de la muerte en el trabajo es uno de los retos de las organizaciones sindicales. Es fundamental que la muerte en el trabajo forme parte de las agendas políticas y que la protección a la salud laboral se implemente en toda su intensidad en los centros de trabajo, atendiendo a lo establecido en la normativa nacional e internacional. El grave problema de los accidentes laborales no puede permanecer oculto y debe ser catalogado como una emergencia social.

    La salud y la seguridad de los trabajadores y trabajadoras no puede ser una víctima más de la crisis.